No seré yo quien dramatice más de la cuenta con este asunto en un país de tantos millones de parados y otras tantas familias pasando serias dificultades. Pero ciñéndonos al asunto que nos ocupa, al deporte y las carreras, la dichosa y pertinaz crisis está poniendo también en peligro a toda una generación de pilotos, algunos de ellos con un talento más que prometedor. No es ninguna novedad las dificultades que todos sufren para encontrar patrocinadores, financiación para sus proyectos; pero lo grave es que cada temporada que pasa las complicaciones se incrementan y son tantas como significativas las trayectorias deportivas que se ven truncadas. Y cada oportunidad perdida suele ser una oportunidad irrecuperable.
Poco a poco son cada vez menos los chavales que logran acceder a los inicios en el kárting; a continuación llega el salto a las categorías inferiores de los monoplazas, ya una auténtica quimera para una economía familiar; así que mejor ni hablar de los escalones superiores, aquéllos que sirven de trampolín al sueño de la Fórmula 1. Optar a un volante medianamente competitivo de GP2 cuesta no menos de 1,5 millones de euros, cantidad que se antoja como inalcanzable cuando las empresas han reducido de forma drástica sus inversiones publicitarias, incluyendo los patrocinios. Así que esa generación de pilotos lucha y se desespera por seguir adelante, por alcanzar sus sueños, con un futuro tan desalentador como el de otros millones de jóvenes españoles. Y todos ellos se merecen algo mucho mejor, no hay duda...
Fuente as.com
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