De Ayrton Senna pueden decirse muchas cosas. En Internet hay cientos de fotos y vídeos de las hazañas del piloto brasileño y un monton de artículos que relatan su vida, sus triunfos y muchas anécdotas del campeón brasileño. El paulista consiguió tres títulos en la Fórmula 1: 1988, 1990 y 1991; 65 'poles', 41 victorias, 19 vueltas rápidas, 80 podios y participó 161 Grandes Premios.
La mañana del 1 de mayo de 1994 amaneció gris en Imola porque el día anterior había fallecido durante los entrenamientos el piloto austríaco Roland Ratzenberger. Pero la carrera debía de disputarse y puntual como tantas otras carreras, arrancó el tercer Gran Premio de la temporada.
A las 2.15 pm, Senna se empotraba a más de 300 km/h a la salida de la curva de Tamburello cuando lideraba la carrera por delante de Michael Schumacher.
En ese momento nació la leyenda. Se fue haciendo lo que amaba. “Correr y competir es lo que llevo en la sangre”, dijo alguna vez. También dijo que aprovechaba para "hablar con Dios" en la curva de Eau Rouge en el circuito de Spa Francorchamps. Senna no dejó indeferente a nadie, ni dentro, ni fuera de las pistas. O se le amaba o se le odiaba. Sus fans le amaban tanto que Brasil le dedicó un funeral de Estado al que asistieron en directo más de 500.000 personas. Sus rivales le odiaban dentro de la pista. Prost, Mansell y Schumacher fueron los que más directamente sufrieron al piloto brasileño, pero el propio Michael lloró al conocer la noticia del fallecimiento de Senna.
¿Qué hubiera pasado si ese fatídico día no llega? Muchos piensan que el brasileño hubiera superado el récord de su ídolo Fangio. Que habría corrido hasta el año 2000 y que Schumacher no habría logrado los títulos que figuran en su palmarés. Pero son sólo hipótesis. Maldito sea aquél GP de San Marino de 1994.
Fuente:intereconomia.com
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